lunes, 16 de noviembre de 2015

La belleza de lo bueno



     No sé si os habéis fijado alguna vez, que las personas que consideramos buenas las vemos hermosas, y las malas, feas. Quizás en las películas y sobre todo en las antiguas, lo vemos más claro. Me acuerdo de un clásico:" El bueno, el feo y el malo", un western con muchos años, el cual, mi hermano siempre decía que el malo era mucho más feo que el feo, y el bueno, guapetón, claro está.

     Creo que la bondad, la nobleza de corazón, la honestidad, la veracidad, lo amable y agradable, incluso en las personas menos agraciadas, con el trato continuado y sin querer, van poniéndose de manifiesto en su aspecto físico, y empezamos a verlas más bonitas y bellas. De igual manera las personas "menos buenas"(no creo que haya personas realmente malas, sino que las circunstancias que han tenido en todos los aspectos de su vida, las han hecho ser así), aunque sean bellas exteriormente, al ir conociéndolas, empezamos apreciar en ellas, una mirada fría, rasgos duros... y empezamos a verlas con otros ojos. Como bien decía el zorro al Principito "lo esencial es invisible a los ojos".

     En mi ciudad, veo pasar a las hermanas de la Cruz, con esos hábitos de bayeta pardas, rudos, con alpargatas negras y tocas blancas, el atuendo menos favorecedor que existe, sin un ápice de ningún rubor en sus mejillas, pero llevando los rostros más bellos del mundo. Rostros llenos de entrega a los demás, sin esperar nada a cambio, a desgastar sus vidas por los que más necesitan, por amor a Dios y por amor a los demás...despegadas de todo lo material, sabiéndose poseedoras de lo más importante de esta vida...el cielo. Esos rostros reflejan la mayor belleza del mundo, la belleza que da la paz interior.

     Y de todo esto hablo hoy, porque no he podido con todo lo que está ocurriendo estos días, dejar de escribir de lo que estoy sintiendo, dolor y tristeza, y que creo, que cada hombre y mujer de buena voluntad, siente..... Y es que hoy, aún con más fuerza creo que la belleza exterior refleja la interior.

     Creo firmemente que todos llevamos inscritos en nuestros corazones, tengan o no se tenga el don de la fe, una ley natural, donde nos hace ver lo que es bueno, lo que es malo, lo que es bello lo que es horrible.

     ¡Porque la vida es BELLA! Porque todo lo bello, aún en los momentos más duros, terribles y de terror, de inmensa tristeza, donde solo hay maldad, y por ello, la fealdad del lado más oscuro de los corazones de los hombres, nace lo bello, la confraternidad, la solidaridad, la entrega mutua, el reclamo del don más preciado que es la libertad, esa libertad inalienable de cada persona que, aún encarceladas, no puede ser arrebatada, la libertad de elegir entre la belleza de lo bueno, la fealdad de lo malo...el ansia del corazón del hombre de amar, y ser amado....

     Y en esa libertad, podemos elegir. Elegir hacer el bien, elegir hacer el mal. Y cuando no sepamos si realmente lo estamos haciendo de manera correcta, párate y piensa con la mejor vara de medir, que es la conciencia bajo la regla de Oro: "Trata a los demás como te gustaría ser tratado", y te dará la clave para saber discernir.

     Por eso creo con firmeza, que la mejor manera de "ahogar el mal", es con "abundancia de bien", pero ese bien empieza en nosotros mismos. La paz mundial, empieza por esa "guerra interna y particular de cada uno", ya que sin paz interior, jamás habrá una paz para todos. Cada uno, puede desde su vida cotidiana, hacer un mundo mejor, más bello y menos violento,...una sonrisa a esa persona que nos carga, contar hasta diez para no dar una mala respuesta, disculpar un mal gesto y pensar que hay detrás de cada persona, esa pitada al coche que tenemos delante en un atasco... controlaremos nuestro sentimientos más bajos, para no dejarlos crecer, y así ir dando paso a otros tipos de sentimiento más nobles y hermosos: la empatía, la amabilidad, la solidaridad, la alegría....Llenando un mundo de actos bellos, de belleza invisible, de belleza sutil, donde apreciemos la belleza en los otros y veamos el secreto que guarda la belleza de los actos nobles.

     Porque la vida es BELLA, y bello es el ser humano por su capacidad de amar...

     De dentro hacía afuera, siempre, siempre, siempre.


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